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Con el desarrollo que ha tenido la tecnología en los últimos años, se ha simplificado la certificación y firma de las traducciones juradas. Lo cual ha traído consigo ciertas ventajas y desventajas, aparte de generar posibles confusiones por lo novedoso del tema. Para empezar, muchos creen que escanear una firma a mano y digitalizarla, es igual que una firma digital o electrónica. En muchos casos no es así, ya que para poder tener una firma de este tipo a nombre del profesional (traductor), es necesario registrarse en organismos del gobierno y presentar títulos que avalen la capacitación universitaria y profesional. Al completar dicho registro, se le otorga al traductor un certificado electrónico que se instala en los navegadores (como Chrome, Firefox, Brave, Internet Explorer, etc.). 

¿Tiene la misma validez que una firma manuscrita?

En vista de los eventos internacionales que han afectado la logística del servicio de correos y la libre circulación, las oficinas públicas se han visto en la necesidad de asignarle el mismo valor, tanto a las firmas digitales como a las hechas a mano. Es un cambio grande para un sector que siempre ha sido muy tradicional. Pero es un hecho que los tiempos cambian, y con ellos vienen nuevas maneras de hacer las cosas. Una agencia de traducción como, por ejemplo, Protranslate conoce bien cuáles son las especificaciones que deben cumplir las firmas digitales. Vale decir que es importante solicitar los servicios de una empresa que trabaje correctamente, debido a que existen muchas personas malintencionadas que se aprovechan de los medios digitales para falsificar documentos, digitalizar firmas no autorizadas, etc.

¿Cuáles son sus ventajas?

En primera instancia está el precio, ya que la digitalización no necesita pagar por copias de un documento, ni tampoco comprar lapiceros para firmar de forma convencional. Además de que, al no ser necesario llevar papeles a otro lugar, no hay que pagar por servicios de mensajería. Tal vez parezca poco el costo de una copia o de un bolígrafo, pero sí se multiplica por la cantidad de traducciones juradas que realiza una empresa, se nota el ahorro que se consigue.

A su vez, es más rápido recibir un documento firmado digitalmente, ya que se envía por correo electrónico. Atrás quedaron los tiempos en que se debía enviar por correspondencia un documento a otra región, localidad o país.

Por otra parte, es más fácil mantener copias de respaldo guardadas en la computadora, que documentos en físico archivados en carpetas.

Por último, cuando se entregaba un archivo firmado a mano, la oficina pública se quedaba con el documento y el cliente no tenía otra copia. Ahora con las firmas digitales, se puede enviar la traducción jurada una sola vez, y quedarse con el documento original en el ordenador. En caso de que haga falta enviarlo a otros departamentos u oficinas, también es posible. Además, los errores son más fáciles de enmendar (y menos comunes), debido a que las computadoras facilitan la detección de fallas, brindan opciones para corregirlas y todo sin preocuparse porque se arrugue el papel, se manche la tinta o cualquier otro problema.

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