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Seguramente recuerdes a Adam Neumann, aquel empresario que logró crear una burbuja fabulosa con su empresa de alquiler de espacios de trabajo y coworking WeWork, que tras llegar a estar valorada en 47.000 millones de dólares cayó en desgracia.

Pues este hombre lejos de haberse jubilado, se encuentra embarcado en una nueva aventura comercial con Flow, una empresa inmobiliaria que comenzará a funcionar para el año 2023, pero que ya ha recibido una inversión de 350 millones de dólares (aproximadamente 352 millones de euros) por parte del capital de Andreessen Horowitz y tiene una valoración estimada de 1.000 millones de dólares.

Los inicios de Adam Neumann: en busca del sueño americano

Empecemos por el principio. Adam Neumann nació en Tel Aviv en 1979 y a la corta de edad de 22 años decidió mudarse a Nueva York, en busca de oportunidades de conseguir un buen trabajo y ser alguien en la vida.

Poco antes de terminar la universidad se retiró para dedicarse completamente al mundo empresarial, comenzando con algunos proyectos pequeños con poco éxito, como el caso de unos zapatos de tacón plegable y ropa de bebé con rodilleras incorporadas de nombre Krawler, que después terminó por convertirse en un éxito llamado Egg Baby.

En estos años conoció a Miguel McKelvey, con el cual se le ocurrió la idea de un negocio de alquiler de espacios vacíos de oficinas a quien quisiera un espacio de forma temporal, con lo que surgió Green Desk. Esta empresa fue vendida pero sería el inicio de WeWork.

La primera oficina de WeWork abrió en el barrio neoyorquino de Little Italy. Rápidamente llamo la atención de grandes inversores cómo el japonés Masayoshi Son, dueño de SoftBank, que invirtió grandes cantidades de dinero, por lo que llegó a expandirse a más de 120 ciudades en 40 países para convertirse en una de las startups de más valor de Estados Unidos. Incluso el imperio de Neumann abarcó otros negocios como WeLive, una especie de vivienda comunitaria para personas solteras; una escuela de nombre Students Of Life For Life; y Rise by We, una cadena de gimnasios.

Aunque todo parecía perfecto, pronto los inversores comenzaron a tener dudas sobre si la empresa realmente valía los 47.000 millones de dólares que se le estimaban y se sembró la desconfianza alrededor de la capacidad de gestión de Neumann, especialmente debido a su afición a las fiestas lujosas y por acciones discutibles como la adquisición de inmuebles que posteriormente alquilaba a WeWork, por lo que decidieron investigar más a fondo las finanzas de la empresa y aplazando su salida a la bolsa en 2019.

Tras la investigación, Neumann fue obligado a renunciar a su cargo de CEO de WeWork e incluso algunos inversores le llegaron a denunciar en los tribunales, aunque las demandas no prosperaron.

Flow, una nueva aventura comercial

Ahora, Neumann ha renacido y con un comienzo espectacular. Flow, su nueva aventura empresarial, ha recibido una inversión de 350 millones de dólares por parte del capital de riesgo Andreessen Horowitz, cofundada por Marc Andreessen.

En una publicación de su blog, Andreessen ha revelado que su inversión en Flow está “impulsada por la comunidad”, porque “nuestra nación tiene una crisis de vivienda”, agregando además que “Neumann y sus colegas en Flow […] son una forma directa de atacar este problema”.

Pero hay un elefante en la sala llamado WeWork, por lo que el comunicado indica que, “Adam es un líder visionario que revolucionó la segunda clase de activos más grande del mundo, los bienes raíces comerciales, al traer comunidad y marca a un sector en el que no existían antes. Adam y la historia de WeWork se han narrado, analizado y comentado exhaustivamente. A pesar de toda la energía puesta en cubrir la historia, a menudo se subestima que solo una persona ha rediseñado fundamentalmente la experiencia de la oficina y ha liderado una empresa global que cambia el paradigma en el proceso: Adam Neumann”.

Pero la cuestión en torno a Flow es que aún es que no se sabe a ciencia cierta qué es y como logrará un cambio tan revolucionario. De hecho, la página de inicio de la compañía no parece dar muchas pistas, más allá de que llegará para el 2023.

Lo que sí sabemos es que durante estos años de inactividad, Neumann ha estado comprando propiedades, acumulando residencias valoradas en 90 millones de dólares (poco más de 90 millones de euros), ubicadas en Nueva York y California. Además de esto, desde 2020 es dueño de casi 4.000 apartamentos asequibles que están repartidos por todo el número, valorados en 1.000 millones de dólares

También se ha sabido que Neumann y su esposa Rebekah han estado comprando terrenos forestales en Ecuador, para crear una empresa llamada Flow Carbon, con un modelo de negocio enfocado a vender créditos de carbono a empresas que quieren compensar sus emisiones, por lo que es posible que Flow no sea una empresa independiente, sino más bien una marca holística en busca de resolver todos los problemas de la vida moderna, mientras generan grandes ganancias.

Solo queda esperar y ver hacia dónde se dirige esta nueva aventura.

Imagen: Flickr

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